Por Seyed Mustafa Hashemi para Strategic Council on Foreign Relations

[Fuente: Desconocida]

La situación securitaria en Afganistán se deterioró desde el acuerdo de paz entre Estados Unidos (EEUU) y los talibanes. La liberación de más de 5 mil prisioneros talibanes de las cárceles del Gobierno afgano cambió la situación de la guerra en el país a favor de aquellos. Contrariamente a las expectativas y suposiciones públicas, en los últimos meses  —específicamente, desde la firma del acuerdo de paz—, el número de ataques talibanes no sólo no disminuyó sino que creció cuantitativa y cualitativamente: aumentaron tanto los atentados como la cantidad de víctimas. 

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Los ataques nocturnos de los talibanes a las fuerzas gubernamentales y al Ejército afgano, junto con la toma de las zonas periféricas de ciudades y provincias, intensificaron la securitización y extendieron los disturbios en Afganistán. Más aún, además del clima de inseguridad, la situación interna del país adolece de inestabilidad: la diversidad de opiniones, los diferentes enfoques entre los líderes políticos y la competencia negativa al interior del Gobierno llevó a la divergencia de fuerzas políticas y sociales en el país. 

Los diferentes intereses de los actores nacionales, regionales e internacionales se convirtieron en otro factor de la pérdida de estabilidad política en el país asiático. La postura de Trump sobre la retirada de las tropas estadounidenses del territorio afgano y la disputa entre la Casa Blanca y el Pentágono sobre cómo retirar a los soldados exacerbaron aún más la agitación interna. Por otro lado, la cautelosa actividad de otros países, cuyas fuerzas están presentes en Afganistán bajo el mando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), junto con las fuerzas estadounidenses no tuvo mucho efecto en la creación de estabilidad y calma en el país. Por el contrario, la situación interna se deteriora día a día.

Tras la firma de un acuerdo de paz con el enviado estadounidense en Afganistán, Zalmay Khalilzad, los talibanes intensificaron sus contactos diplomáticos y trataron de resurgir a través de consultas políticas en curso. La presencia de líderes talibanes en los medios de comunicación, las entrevistas con agencias de noticias extranjeras, las actividades cibernéticas y el anuncio de posiciones oficiales por parte de un portavoz de la oficina política de los talibanes en Doha son parte de las actividades mediáticas del grupo para presentar una cara diferente frente a la opinión pública internacional.

Junto con su accionar en los medios de comunicación, las actividades sobre el terreno aumentaron considerablemente en los últimos meses. Los líderes talibanes, al adherir a los términos del acuerdo de paz con Estados Unidos, se abstuvieron de atacar objetivos estadounidenses durante los últimos ocho meses. Las bajas militares del país norteamericano en Afganistán cayeron drásticamente hasta llegar a ser prácticamente nulas, según las cifras oficiales. Pero los ataques de los talibanes contra las fuerzas afganas aumentaron exponencialmente y el número de víctimas militares y civiles afganas alcanzaron un nuevo récord desde la firma del acuerdo. 

A medida que la inseguridad se intensificaba y la inestabilidad se extendía en Afganistán, las conversaciones entre afganos finalmente se reanudaron en septiembre. El hecho  tuvo lugar en Doha, Qatar, ante la presencia de altos funcionarios extranjeros de algunos países europeos y asiáticos, y el Secretario de Estado de Estados Unidos. Desde el comienzo de las conversaciones, los expertos en asuntos afganos pronosticaron que durarían sólo hasta las elecciones estadounidenses, pero pocos predijeron que llegarían a un punto muerto en la primera ronda.

La falta de flexibilidad de los talibanes en las negociaciones y las líneas rojas del Gobierno afgano durante las conversaciones hicieron que los esfuerzos de Khalilzad se detuvieran mucho antes de lo que había previsto, por lo que la situación se volvió difícil para él. El enviado estadounidense, que estuvo tratando de traer la paz a Afganistán desde el inicio del proceso de Doha —aplicando una política en la que eliminaba o daba protagonismo a los jugadores—, se chocó contra la pared. Una de las acciones más importantes de Khalilzad fue excluir al Gobierno afgano de las conversaciones de Doha. 

Este movimiento de Khalilzad, que fue recibido con descontento por el Gobierno de Kabul, llevó a este último a reconstruirse, revitalizarse y desempeñar un papel independiente en el proceso de paz en esta etapa de las negociaciones. El Gobierno se había visto afectado por una crisis de legitimidad desde que las elecciones presidenciales y la división de las fuerzas políticas habían dañado su credibilidad internacional.  Ahora, está tratando de entrar en las conversaciones y gestionar el proceso de paz afgano dando forma al diálogo regional y buscando obtener el apoyo de los países vecinos.

En este contexto, el Dr. Abdullah Abdullah, jefe del Consejo Superior de Reconciliación recientemente establecido, realizó su tercer viaje regional a Teherán. Durante su estancia, se reunió con altos funcionarios de la República Islámica para discutir los últimos acontecimientos en Afganistán y la región, y conoció de cerca su posición sobre el apoyo al proceso de paz afgano. La postura de Irán de respaldo al proceso de paz se enmarca en cuestiones como: la coordinación con el Gobierno afgano, la necesidad de preservar los logros de la Cumbre de Bonn y la estructura política de la República Islámica de Afganistán, y las consecuencias devastadoras de la formación de un gobierno interino en Afganistán.

El combate contra las drogas, la lucha contra el terrorismo y el extremismo, la organización de los refugiados, el flujo de agua hacia Irán y el establecimiento de una comisión económica conjunta iraní-afgana fueron otras cuestiones que se debatieron durante la visita de dos días del Dr. Abdullah Abdullah. 

La visita a Teherán del enviado afgano y las consultas con altos funcionarios de la República Islámica de Irán tienen algunos puntos que pueden ser muy importantes para el Gobierno de Afganistán. Si bien los altos funcionarios afganos se vieron envueltos en conflictos internos durante mucho tiempo y se perdieron la oportunidad de consultar con funcionarios de otros países, ahora, en calidad de representantes de la nación educada de Afganistán, mantienen conversaciones y consultas con altos funcionarios iraníes. Al obtener  el apoyo de Teherán, participan en las conversaciones de paz. 

Otro mensaje que dejó la visita del Dr. Abdullah Abdullah a Teherán es el papel y la posición regional de Irán. A pesar de los esfuerzos del equipo de política exterior de Trump en Afganistán por ignorar el papel de Irán en el proceso de paz, la presencia del Doctor en la capital iraní demostró que ningún proceso de paz es posible sin la cooperación de la República Islámica de Irán. De esta manera, cualquier actor que pretenda ignorar el papel y los intereses iraníes en Afganistán fracasará.

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N.d.T: El artículo original fue publicado por Strategic Council on Foreign Relations el 27 de Octubre de 2020.